jueves, 25 de marzo de 2010

A nuestros lectores

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atte: Patricio Rebollar

lunes, 22 de marzo de 2010

Es momento de cambiar.


-Por Ana Lilia Vázquez-

Como ya se ha mencionado antes –quisiera profundizar un poco- y seguramente ya habrán escuchado al respecto, existe un movimiento ciudadano para quitar a los diputados plurinominales.

El congreso de la Unión está compuesto por 500 diputados, 300 elegidos por mayoría absoluta y 200 por “default” aquellos que obtuvieron el “segundo lugar” aquellos por los que “nadie votó” y sin embargo tienen un puesto en el Congreso. Aquellos que no aceptaron su derrota y representan a una minoría absurda. El pueblo elige a sus representantes y a aquellos que no eligió ¿qué tienen que estar haciendo ahí? De por sí los diputados que “dignamente” nos representan… ¿nos representan?

Es un gasto, y un desperdicio enorme de miles de millones de pesos que podrían emplearse en educación, salud, tecnología, dinero que podría invertirse en infraestructura (tan solo veamos el caso de PEMEX) en vez de aumentar los impuestos podría ahorrarse bastante con el recorte de esos salarios sin pasar a perjudicar a toda la población.

Esta reforma ya se había propuesto en diciembre de 2009 por el ejecutivo, sin embargo la respuesta que se dio fue un “veremos” para el 2012 aprovechando, según, las elecciones federales. El legislador federal del Partido Acción Nacional, César Daniel González, consideró que los diputados plurinominales "sólo sirven para el reparto de cargos y liderazgos de los partidos políticos y no representan a los ciudadanos… además de no tienen razón de existir" En algún tiempo –décadas atrás- a fin de evitar el “monopolio” de un partido en la cámara (PRI) se decidió acceder a tener diputados plurinominales, sin embargo ahora todos los partidos forman parte en el congreso y en vez de solucionar y promover la participación y colaboración entre paridos e ideologías es más una traba, un obstáculo que no deja avanzar a México, que ni presenta resultados y solo implica un gasto más.

Tan simple como el hecho de que nadie conoce quién es su diputado local, ni qué ha hecho y ni a quién se le puede reclamar, votamos por nombres, por fotos, por personas que ni conocemos y que a pesar de ello están ahí para representarnos, para servirnos, para ayudarnos, para mejorar. Entonces ¿cómo esperar una respuesta de un plurinominal?

Siempre pensamos que el gobierno es el que debe establecer medidas para el cambio, los políticos son quienes deben cambiar al país, y nosotros qué, por supuesto para lograr un cambio en conjunto primero tiene que lograrse el cambio individual, sin embargo en cuestiones en las que nuestra voz, no es directa, (en cuanto a que no podemos establecer cambios inmediatos a menos que se apruebe burocráticamente y por los respectivos intermediarios o representantes) ¡podemos lograr el cambio! Señores se supone que esto es una “democracia” hay que hacerla valer, ¿cómo?: PARTICIPANDO

Pedro Ferriz, ha iniciado un movimiento a fin de hacer presente la inconformidad ciudadana, bajo el lema “No a los pluris…” ya sea por twitter, o por la página del mismo nombre (http://www.noalospluris.org/) uno puede dar su voto, con el número de IFE e integrarse a esta causa. No todos tendrán el agrado de este periodista, pero ¿qué mexicano no quisiera cambiar y mejorar nuestra democracia? ¿quién no preferiría ahorrar o invertir en mejores acciones el dinero obtenido de nuestros impuestos? El movimiento en sí, tiene razón de ser.

Es por eso que les hago una invitación a poner su granito de arena, a involucrarse y a luchar, por así decirlo, a no quedarnos con los brazos cruzados mirando, pensando “a ver qué pasa” sino a unirse a un grupo de mexicanos que demuestran su inconformidad y tratan aunque sea en algo mínimo CAMBIAR A MÉXICO.

martes, 16 de marzo de 2010

Reflexiones de Fernando Unda


Buda. Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser, lo rodea aquella felicidad cuyos derechos ha adquirido en el pasado. Se enfrenta en la actualidad con las deudas contraídas en la anterior vida y que hoy le salen al encuentro. La infelicidad es el resultado del sufrimiento infligido a otros en la vida anterior y que antes de nacer aceptó reparar. El hombre es el resultado de su pasado y será el fruto de su presente. Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente. Si quieres conocer el futuro, mira tu vida presente.


De manera efímera, banal y casi en un contexto holocaustico del ser, desperdiciamos día con día nuestra vida, seguimos un camino en el cual las posesiones cuentan más que la esencia del espíritu mismo en sí.

Nos desgastamos pensando en el porqué de las cosas, cuando en un sinnúmero de ocasiones no deben de tener sentido, o simplemente no tenemos la capacidad para su comprensión.

La verdadera existencia, el significado de la vida en si, llamado por un sinfín de dogmas de manera distinta, podríamos desvelarlo como el ser supremo, que nos comparte solo un propósito en cualquiera que sea la religión que profeses; Mejorar continuamente coadyuvando a cada uno de tus hermanos, mejorando en un ámbito espiritual, social, físico y mental. Llamado por unos reencarnación, llamado por otros la vida eterna, llamado la transmutación de la piedra cubica, etc. tiene un solo fin, un solo significado que únicamente refiere a la mejora del ser, y la formación racional en cuanto a el conocimiento de la razón por encima de un fanatismo intrínseco de la religión mal llevada.

Passarelli (1820 - 1897) Arzobispo. La Reencarnación no está condenada por la Iglesia y de ninguna manera su creencia entra en conflicto con ninguno de los dogmas católicos.

¿Que haces con tu vida? lo que hayas hecho ahora ya no importa, solo importa lo que harás con lo que te resta de la misma...

miércoles, 10 de marzo de 2010

“¿Amas mexicano o…más mexicanos?”


- Por Mariana Miranda -


No se qué me duele más, que a un paisano lo traten mal, lo rechacen y lo discriminen cuando viaja a otro país, o que un mexicano trate mal a su propia gente.

Yo siempre creí que aquello que defendería a toda costa, era a mi familia y amigos, incluso que se metieran con ellos podía molestarme más que si lo hicieran sólo conmigo. Esta convicción tenía hasta aquél día que descubrí qué es lo que mas aprecio y respeto en esta vida: Mi México.

Había escuchado en las noticias, me habían contado, había leído…de todos los daños que le sucedieron a terceros, jamás imaginé que llegaría ese día en que viviría la discriminación en carne propia.

Tuve la oportunidad de viajar al extranjero; no mencionaré el país que me acunó, no porque no esté orgullosa sino por que no soy la clase de persona que le gusta crear resentimientos. Fue aquí donde descubrí que el valor que yo le daba a mi País era poco al que realmente se merecía.
Sabía que el estar en tierra ajena, me conllevaba a sostener en alto mi bandera. Jamás imaginé que el inconsciente paso redoblado de cada día me haría valorar, amar y sobre todo defender a mi patria a toda costa. En esa ocasión en que más que ofenderme, sentí que ofendieron a mi país, sirvió para darme cuenta de cuánto amor tengo por él. Porque ofender a mi patria es ofender a toda la Nación Mexicana, compuesta por su gente, territorio, historia, símbolos patrios, costumbres, tradiciones, héroes. En pocas palabras es ofender todo lo que somos como mexicanos.

Ese día, decidí que respetaría a mi México y que lucharía por la concientización de que si uno mismo no se da su lugar como mexicano, nadie más lo hará porque esto sólo se logra respetando y exaltando nuestra cultura alimentada en casa y al mismo tiempo respetando la de los demás. Es importante tener en mente que cuando estás fuera de tu país estás representándolo, pero lo importante es hacerlo estando en él.

Ahora que estoy en mi país y noto cuanta discriminación existe entre nosotros, me entristece y me enoja inmensamente que no nos demos un trato digno.

Es increíble que el mundo entero tenga conocimiento de lo rico y diverso que es México en todos sus aspectos y que nosotros como mexicanos rodeados e inmersos en él, no nos demos cuenta de que somos afortunados dueños de esta valiosa tierra; bien lo dijo aquél compositor Jalisciense Pepe Guízar, que como México no hay dos.

No me dejarán mentir, basta con asistir a los centros turísticos del país para notar la preferencia que hay hacia los extranjeros. ¿Quién ha notado que cuando un extranjero visita nuestro país, lo recibimos con un gran calor humano y una inmensa alegría? No digo que esté mal darles un buen trato, al contrario, esta es una cualidad bien reconocida de los mexicanos. Pero, ¿Qué no podemos hacerlo entre nosotros? ¿Qué, acaso, lo merecen más que nuestra gente?

Atribuyo la discriminación entre connacionales, a la falta de conocimiento de su cultura, en términos generales, razón por la cual considero que el mexicano debe interesarse, conocer, entender y promoverla, para poder valorarse a sí mismo y a sus semejantes, pero sobre todo sentirse orgullosamente mexicano.

Otro ejemplo claro, muchos mexicanos que viajan a EUA discriminan a su gente sobajando su propia cultura, practicando otra, de la que incluso son rechazados, con tal de cumplir con ese “Sueño Americano” a costa de lágrimas, sangre y sudor.

Asimismo, otra de las situaciones más recientes y notorias que sufrió nuestro país por discriminación fue el caso de la influenza AH1N1, cuyo origen erróneamente se nos atribuye, llevando a gran parte del mundo a rechazarnos: hubieron quienes se burlaron de nosotros por usar cubrebocas, otros hicieron chistes., en Europa apodaron a la Influenza AH1N1, como la “Gripe Mexicana”; la gente tenía miedo de acercarse a cualquier mexicano; en China, nuestros connacionales fueron puestos en cuarentena, aún sabiendo que no cabía posibilidad de que la padecieran. Es entendible que se deban tomar medidas de seguridad y prevención, pero no solo para los mexicanos, puesto que dicho virus atacó a muchos países iniciando en EUA, lo que significa que las medidas tomadas con nosotros debieron haber sido aplicadas para todos por igual.

En momentos como éste, en que el país se ve afectado, es cuando se nota la unidad nacional… Sí, nos defendemos y apoyamos porque sufrimos discriminación…y ni se diga de un partido de la Selección Nacional, portando la verde, o el 16 de Septiembre festejando la gloriosa Independencia. ¡Pobres de nosotros…! Pero qué hay con las actitudes malinchistas, qué hay con la discriminación a nuestros grupos étnicos, qué pasa con nuestro propio desprecio…

Es lamentable, que la errónea concepción que otros países tienen del mexicano, se debe en gran parte a la ignorancia de nuestra propia cultura, a la tergiversación que los medios de comunicación han propiciado, así como por aquellos funcionarios corruptos que manchan el nombre de toda una nación; pero no debemos desalentarnos, existen motivos de sobra para esforzarnos, cuidarnos, respetarnos y procurarnos no sólo entre nosotros como individuos, sino también a nuestra enorme riqueza natural y cultural, por los cuales debemos sentirnos orgullosos de ser mexicanos.

No olvidar, recordar, valorar y hacer valer, aquella frase célebre del ilustre pensador, nombrado Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez, que incluso no sólo es principio fundamental en nuestra Constitución Política, sino también, en el ámbito internacional que señala que “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

“Todos somos México”

martes, 2 de marzo de 2010

Nueva era, nueva estructura.

Por Kyrylo Kravchenko -invitado especial de UCOIPEA-
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En 1989 Francis Fukuyama publicó un ensayo, llamado “The end of history”, en el que habla del fin de la historia humana no desde el punto de vista de las ideas conspirativas o apocalípticas, como una supuesta destrucción mundial en el 2012, o una nueva era de revoluciones en el 2010, sino el fin de la era de luchas ideológicas. El pensador dice, que con la caída del muro de Berlín y el levantamiento de la imaginaria cortina de hierro, el mundo entero debe sucumbir ante una sola ideología política y de Estado – el liberalismo democrático que sobrevivió al supuesto marxismo del bloque del Pacto de Varsovia y sus satélites. Esto tiene que ver, en gran parte, con una especie de nostalgia ideológica que sentimos muchos vivientes postmodernos hacia el ahora agonizante modernismo.


Pero antes que nada ¿cuál es la diferencia entre la post- y la modernidad? La época moderna tiene unos cuantos puntos importantes a mencionar. La idea fundamental de la modernidad es la promesa de un futuro mejor. Esto es, eventualmente la humanidad acabará con las guerras, la hambruna, la pobreza y, en esencia, con todos los problemas. El segundo gran punto tiene que ver más con una percepción de las relaciones internacionales y la política por el individuo, así como por el Estado. En tiempos de la guerra fría todos sabían quién era el enemigo; el capitalismo para unos y el comunismo para otros. Hoy en día el único enemigo común (e incluso eso es debatible), es el tal llamado “terrorismo global”.
Personalmente, creo que es una idea muy vaga y sumamente artificial que sólo trata de regresarnos a la paranoia de la constante presa bajo observación. El tener así a su población es sumamente cómodo para los Estados y un intento desesperado para regresar la influencia sobre sus súbditos y satélites a sus manos. Esta tendencia general de las estructuras de poder tiene varios hoyos notorios. El primero consiste en la cada vez mayor accesibilidad de la información. Si años atrás los únicos medios disponibles eran la radio, el periódico y la televisión, que debían pasar por una rigurosa censura antes de poder salir al aire, ahora existe el internet y tales servicios gratuitos y libres como el Twitter, el blog e incluso Youtube. Aunque aún no hay (ni creo que haya jamás) un medio de información absolutamente frío y objetivo, tenemos toda una gama de posibles puntos de vista a nuestra disposición, y así es como podemos llegar a formar una opinión personal realmente crítica y completa.

Con la caída del muro de Berlín en 1989, la separación de la URSS en 1991 y la posterior desintegración de todo el bloque “comunista” (exceptuando, por supuesto, a los estalinistas de Transnistria, Cuba y uno que otro país más) la humanidad comprobó en la práctica que el modelo totalitario marxiano no funciona tan bien como se esperaba. Ahora Cuba, China y Corea del Norte se están enfrentando al poder casi ilimitado de la globalización. ¿Por qué creer en lo que dice una cara en la televisión, si hay millones de personas en la red que dicen millones de cosas distintas?

Por otro lado, el capitalismo, supuesto sistema democrático liberal, sigue estando de pie, aunque ya no tan firme como años antes. Estados Unidos, a pesar de ser al fin el gran hegemón, se ha debilitado enormemente por las crisis económicas a las que se ha enfrentado en los últimos años. Otro grave problema del “gendarme mundial” es precisamente la falta de un enemigo sólido. El partido republicano, que dejó a George W. Bush en el poder durante 8 años, falló en preservar una imagen relativamente positiva de su país tanto en sus propios límites, como en el extranjero. No me dejarán mentir, poca gente en el mundo quiere a Estados Unidos e incluso menos son quienes no tienen un solo argumente en contra de las políticas que maneja.

Es ahora cuando nos encontramos en un extraño cruce de caminos. En cierto sentido se asemeja al dilema de Ilya Muromets, quien se encontró una gran piedra que decía “si vas a la derecha, perderás a tu caballo; si vas a la izquierda, perderás tu espada; si vas derecho, perderás la vida”, es solo que en nuestro caso no sabemos qué ganaremos o perderemos si seguimos por el mismo camino, aunque todo apunta a que no nos conviene seguir así.

Los países nórdicos, hasta ahora, son los que parecen darnos un buen ejemplo de qué podríamos hacer. Finlandia, por ejemplo, declaró hace poco la internet un derecho humano, lo cual, a mi parecer, es un gran paso hacia adelante. México, por otro lado, sigue viviendo el mercantilismo y sigue dejándose llevar demasiado por la influencia de la Iglesia Católica y el Papa. Tengo bien claro que temas como el aborto, las drogas, la eutanasia, el matrimonio y adopción homosexuales, entre otros son temas sumamente delicados y controversiales, pero esa no es una razón para darle a un obispo, arzobispo o padre más importancia que a cualquier otro ciudadano. Si sus mensajes de intolerancia y conservadurismo son transmitidos sin problema alguno por radio, ¿por qué no me transmiten a mí y me dan carta blanca para actuar? ¿Por qué no mejor le hacemos caso a los expertos economistas, académicos, pensadores de nuestra época? ¿Por qué no se organizan referéndums nacionales? Es caro, pero no hay bien que venga sin esfuerzo, ¿verdad?
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Y es aquí donde deberíamos pensar seriamente si el sistema político actual sirve aún, o si es viable olvidar de una vez el modelo pseudo-keynesiano que vivimos y mantenemos vivo a toda costa. Tal vez sea momento de evolucionar y diseñar una nueva ideología de Estado (que sea, realmente, una ideología) que sirva para construir el México que todos queremos ver. Un México al que los demás países vean como a un igual y no sólo ese-país-con-nopales-y-tequila. Personalmente, me entristece de sobremanera que al discurso de nuestro presidente ante la ONU acudan unos cuantos representantes extranjeros, cuando hay 192 países miembros.

El punto más importante de entre los cambios cruciales de México tiene que ver con esa especie de egolatría de nuestros dirigentes. Dejemos pues de decirles que todo está bien, mi general/presidente/gobernador/senador/diputado, cuando bien sabemos todos (incluidos los generales/presidentes/gobernadores/senadores/diputados) que no lo están. Necesitamos un cambio de pensamiento. Un gran cambio de prioridades, móviles y realidad.
Por un México con futuro, ¡hablen!