viernes, 4 de diciembre de 2009

Injusticias en nuestra Entidad Federativa


Por Patricio Rebollar.

Querétaro de Arteaga
viernes 4 de diciembre de 2009

La población del Estado de Querétaro se encuentra frente a una gran disyuntiva, de la cual parece que el Gobierno estatal no se ha percatado. ¿O será que simplemente mueven los hilos de la política al tanteo?

Está comprobado que Querétaro es una de las Entidades Federativas, de toda la República Mexicana, en la que resulta más caro vivir.

Sin embargo, en esta ocasión no me referiré a la población que cuenta con los recursos suficientes para vivir con “lujos y ostentaciones”, que en ésta época parecieran necesidades primarias, tales como pagar escuelas privadas, tener un automóvil o un predio propio; sino que dirijo la atención a aquel grupo de mayor tamaño en México: los que únicamente recibe como paga el salario mínimo.

La denominada “Comisión Nacional de Salarios Mínimos”, año con año se da a la tarea de establecer el salario mínimo al que tiene derecho un trabajador por una jornada diaria de trabajo no mayor a ocho horas. El mecanismo para establecer dicha retribución consiste en dividir el territorio nacional en diversas zonas geográficas, las cuales están conformadas por entidades federativas, y exceptuando ciertos municipios.

El Estado de Querétaro, se encuentra en la llamada “Zona C”, con un salario mínimo establecido para el ejercicio de 2009, de $51.95, tal y como se establece en el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de Diciembre de 2008.

Ahora bien, el pasado 5 de agosto de 2009, el periódico de circulación nacional “El Universal” nos dio una noticia ya esperada desde hace tiempo atrás: la Secretaría de Gobierno del Estado anunció que el precio del transporte público (cuya cuota ya elevada era de $5.00 pesos), sufriría un aumento de $1.50, para quedar en $6.50, pero manteniendo el precio de $3.50 para los estudiantes y las personas de la tercera edad.

Conforme a las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística Geografía, alrededor de 640,000 queretanos son usuarios del transporte público en la zona metropolitana. Dichas cifras datan del año 2009, pero no hay duda de que a la fecha el porcentaje que utiliza dichos servicios continúa siendo alto.

En estos términos, consideremos a un obrero que habita en la zona metropolitana de nuestro Estado, quien por una jornada laboral de ocho horas recibe dicho salario mínimo, con el cual deberá cubrir las necesidades mínimas propias y las de su familia; entre éstas el transporte que deberá pagar no solo él para acudir al recinto donde labora, sino también el que debe pagar su esposa para poder realizar sus actividades domésticas, o bien para poder acompañar a sus hijos a la escuela.

En el mejor de los casos, un trabajador que se encuentre en estas condiciones, deberá pagar $13.00 para poder acudir a su lugar de trabajo y regresar a su domicilio, lo que implica que únicamente le restan $38.95 para cubrir sus demás necesidades. Y esto sin tomar en cuenta la cantidad que deberá pagar cada uno de sus hijos para llegar a sus escuelas.

¿Acaso no nos damos cuenta de la manera en cómo el sector obrero se ve afectado con este tipo de decisiones? ¡El transporte público aumenta en un 30%, mientras que el salario mínimo es, literalmente, mínimo!

¿Cómo puede vivir una familia de nuestro Estado con menos de $40.00 diarios, cuando, además del transporte público debe comprar comida, cubrir los servicios de agua, luz y gas, los cuáles por cierto no son nada baratos?

Quienes integran las clases media, media-alta y alta, deben voltear sus miradas a la situación que vive la mayoría de la población de nuestro Estado. No se puede permanecer ajeno ante ésta circunstancia; por el contrario debemos unir nuestras fuerzas a fin de lograr un cambio; abrir los ojos y actuar contra las injusticias que cometen los representantes que nosotros mismos elegimos y que hoy son funcionarios en el Congreso del Estado, en el Gobierno del Estado, en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, y en aquellas dependencias de gobierno cuya función es lograr “el bienestar de la población”.

Sin embargo, tristemente somos indiferentes ante estas circunstancias pues pareciera que al estar asegurado nuestro bienestar por unos padres que obtienen un ingresos extremadamente superiores al salario mínimo (con los que con solo estirar la mano podemos pagar una escuela privada, comprar ropa de las mejores marcas, utilizar diariamente un automóvil, tener cualquier cantidad de lujos, y obviamente disfrutar de los servicios básicos que para algunos resultan inaccesibles), no tenemos por qué preocuparnos de los sectores más vulnerables.

O será que, a fin de cuentas, no tiene caso darle importancia a un artículo que nosotros como estudiantes de universidades privadas, no debemos voltear ante las situaciones por las que pasan el mayor porcentaje de la población de nuestra entidad, por el simple hecho de no estar en ese sector.

1 comentario:

  1. Interesante reflexión y es muy cierto, en lo personal no me había percatado del cambio de precio hasta que me subí a un camión hace poco y es que es algo que escuchamos pero como ni nos afecta directamente es un asunto en el que no ponemos atención, si a eso aumentamos la pésima situación económica (que siempre ha existido pero es más notorio actualmente) o el desempleo al que se enfrenta la población en general, si bien te va ganas el salario mínimo pero sino o te bajan el sueldo o simplemente no tienes trabajo, es una situación que muchos sufren y sí, pocos se dan cuenta. Sé de primera fuente lo difícil que está resultando ésto para algunos, pero cómo cambiarlo, es frustrante sentirse atado y no poder hacer nada al respecto , ¿una carta? “la unión hace la fuerza” si todos protestaran podría lograrse algo, pero pocos…

    Por cierto una observación, Querétaro dejó de llamarse “de Arteaga” el año pasado. ^^

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