martes, 8 de diciembre de 2009

Esclavitud en el s.XXI


Por Roberto Alatorre


“La plaga de la humanidad es el miedo y el rechazo de la diversidad: el monoteísmo, la monarquía, la monogamia. La creencia de que sólo hay una manera correcta de vivir, sólo una forma de regular el derecho religioso, político, sexual, es la causafundamental de la mayor amenaza para el serhumano: los miembros de su propia especie, empeñados en asegurar su salvación, seguridad y cordura.”
- Thomas Szasz

Quién no conoce al menos alguno de los ensayos incluidos dentro de “El Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz? Publicado en 1950, nos refresca la memoria histórica y, acompañado de un espejo lastimosamente pulido y el punch del autodescubrimiento de nuestra cultura mexicana; nos recuerda que no somos más que una cultura violada, ultrajada. Una cultura que se “autodenigra” como nos señala Samuel Ramos dentro de “El perfil del hombre y la cultura en México” y que es y será, partidaria de tomar ideas foráneas (europeas y estadounidenses) para incluirlas dentro de su filosofía de vida. Pero, ¿qué tendrían que decir Octavio Paz y Samuel Ramos hoy en día, tras la celebración de los veinte años de la caída del muro de Berlín?

Supongo que algo no tan lejano como lo siguiente.

¿Con cuanta consciencia celebramos la caída del Muro de Berlín? Celebramos que centenares de familias alemanas se pudieron reunir tras años de separación. Celebramos la incorporación de los Derecho Humanos hacia aquella parte del globo. Celebramos la caída de un símbolo de férrea ideología que separaba a un país. Celebramos al gran triunfador de la Guerra Fría, Estados Unidos de América. Celebramos la idea de una cultura que al fin, podría ser mundial. Celebramos esta cultura del American Dream. Celebramos esta cultura única.

Una cultura única en la cual no existen otras opciones. Bueno, si existe una, la de vivir como una bestia alejada de su especie(o de la sociedad). México se ha unido en matrimonio con los ideales nortemaericanos de planes a largo plazo, dejando a un lado los de corto plazo que están en más posibilidades de triunfar y nos dan como resultados pequeñas alegrías en un camino sinuoso de la incertidumbre del S.XXI.

La Historia no perdona al hombre, y éste (que era tan aclamado por ser inigualable entre los animales) simplemente no aprende de los errores cometidos. Hemos sido esclavos de la religión, de la guerra, de la demagogia, de los líderes corruptos; y ahora lo somos de un ente mucho más poderoso y vil que todos los anteriores: El Mercado. Este ente no puede ser destruido (puesto que es salvador y tirano de la humanidad entera) o ignorado; tampoco pensemos en actuar de manera contraria a su funcionamiento puesto que paga con la misma moneda(hablando en materia literal y figurativa). Cualquier lector podría tachar a su servidor de cobarde, por culpar a otros de la desgracia propia. Pero hay que remontarnos en la historia del Mercado, creada por el uso del dinero, y éste creado por el hombre.

Existen variadas opiniones y definiciones propias del dinero, desde “una herramienta” o “un puente entre lo que deseamos y lo deseado” hasta el extremo de ser catalogado como “una entelequia demoniaca”. Pero ésta “fantasía del demonio” no fue creada por nadie más que por nosotros y para nosotros mismos. Pero ni el dinero, ni el Mercado, ni la caída del Muro de Berlín tienen la culpa de la nueva y agitada cultura de consumismo actual; sino que la tenemos nosotros.

Estimado lector, ¿cuántas veces no ha idealizado/fantaseado con algún bien y el cual lo impulsa a seguir laborando? Llegamos a una cultura donde nuestra felicidad es consumir. Trabajamos para obtener dinero y consumir. Vivimos para consumir. Pensamos para consumir. En contraparte a la primer pregunta que planteo en este párrafo, le concedo otra, ¿cuántas veces se ha sentido satisfecho con lo que tiene en el momento? O más concretamente, ¿cuántas veces no ha sentido la necesidad de cambiar el teléfono celular que compró hace cinco años, de un nuevo traje porque el azul está ya muy visto, de ahorrar dinero para poderlo gastar en una cena (que usted y yo sabemos que el precio de esa cena está muy sobrevalorado) en el restaurante de moda? Epicuro de Samos nos llama a que ante el gran dilema filosófico de ser rico o ser pobre; siempre es mejor ser rico, pero nunca codiciar más de lo que ya tenemos puesto que esta codicia es en verdad la cuna de la infelicidad, no la pobreza.

“¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.” - Epicuro de Samos

Sobre el ahorro y el trabajo, desde pequeños nos enseñan que el ahorrar es valor moral que debemos cultivar, pero este valor moral contiene un alto contenido ideológico (y hasta mítico) sobre desarrollar, mantener y aferrarse al dinero como la única solución. El trabajo es un castigo divino del cual, tras haber concluido el proceso de catarsis, obtenemos el dinero. Y observamos al trabajo como un castigo desde tiempos bíblicos cuando nos fue impuesto al ser desterrados del Jardín del Edén. Al trabajar, simbólicamente nos estamos purificando del pecado original puesto que rechazamos la posibilidad de vivir en un mundo sin necesidades materiales. Y aún por encima de nuestras creencias religiosas, que nos impulsan a abrazar a la humildad y a la pobreza como virtudes celestiales, soñamos con vidas lujosas llenas de placeres como el de manejar un automóvil deportivo, chasquear nuestros dedos y obtener cualquier bien o vivir llenos de fama y reconocimiento.

"Sólo después de que el último árbol haya sido cortado. Sólo después de que el último rio hay sido envenenado. Sólo después de que el último pez haya sido pescado. Sólo entonces descubrirás que el dinero no se puede comer." - Profecía de los Indios Cree.

Una cultura mexicana violada hasta el día de hoy como la de Octavio Paz, pero que no se resistió a este acto, sino que lo abrazó y tal y como la Malinche (o "La Chingada", como la llama Paz) disfrutó de esta violación. Una “autodenigración” de Ramos, en la venderemos hasta el último milímetro de orgullo para adquirir más dinero.

Una Historia cíclica que siempre tiende hacia la repetición de sus consecuencias, solamente son los personajes los que cambian.

3 comentarios:

  1. Fernando Morales Unda8 de diciembre de 2009, 12:13

    Sin duda, mercado de bienes y servicios una idea interesante viendo desde un punto de vista que aclama ser respondido por un auto descubrimiento de el ser, espero fervientemente que algun dia la sociedad mexicana y mundial pudiera ver en que desperdicia su vida, tomando el trabajo como bien lo dices en tu articulo, una esclavitud, una esclavitud impuesta por una tiranía mental hacia el sentido del consumismo que con autonomia y desdicha hemos seguido.

    Sin embargo mas adelante intentare exponer una vision acerca de una Economia Liberal que ayuda al avance de una sociedad como tal...

    Hasta el momento, excelente publicación

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  2. Estimado Roberto, aplaudo ante todo la defensa del ser humano.
    Desafortunadamente, el hombre es un ser que se vuelve esclavo de aquello que un día lo libertó. El dinero, tan necesario para la obtención de satisfactores elementales como la alimentación, la vivienda o la educación, ha hecho que las sociedades se vuelquen a la avaricia del poder que otorga. El dinero en manos del hombre y las sociedades que no tienen educación, se ha convertido en la espada de Damocles que pende sobre sus cabeza.
    Te felicito por la excelente reflexión que nos compartes y ojalá sigas haciéndolo con tanta claridad y acierto. Un fuerte abrazo.

    Salvador Mercado

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  3. José Roberto Sánchez Mata10 de diciembre de 2009, 11:05

    Querido tocayo, me parece un correcto análisis de como es que la sociedad , en partular la mexicana , se ha dejado llevar por una ideología basada en la obtención de una satisfacción atravéz de un agente externo, la mayoria de los seres humanos hoy en día se desempeñan de esa manera, lo cual resulta ser un panorama poco alentador si es que queremos desarrollarnos como país, luchar contra una sociedad con una forma de pensar tan marcada es luchar contra corriente, una cultura de " darse a conocer por lo que tienes , y no por lo que eres" es algo que sin lugar a dudas caracteriza a la mayoría de los mexicanos.

    Desgraciadamente estamos acostumbrados a valorar lo que tenemos hasta que lo vemos perdido o cuando nos encontramos a una persona en una situación menos favorable, lo peor de todo es que este momento de reflexión y valoración dura solo un tiempo y volvemos a caer en el mismo círculo vicioso que nos lleva nuevamente a la infelicidad.

    Un saludo tocayo, excelente tema.

    José Roberto Sánchez Mata

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